[prologo que no tiene nada que ver] El Otoño florece: Es inminente el reestreno de Blogsports y Asklepios Fanclub y ya está online el hermanito de Lunes Felices, Martes Amargos, donde se habla de Medios - a pedido de Alejandro-.

Semiología psiquiátrica. Hoy: el afecto

Estoy escuchando un compilado del primer Bowie que hice alguna vez, bautizado bajo el nombre de "Lo unico bueno de David B." . Estoy en modo nostalgia de lo no vivido. Soy uno a los que Velvet Goldmine le parece una cagada: un grupo de video clips en medio de una historia muy mala, con personajes caricaturescos que opacan el "brillo" de la epoca. Para colmo, hay que soportar a Molko haciendose el Bryan Ferry en la banda de sonido.

Escucho al Bowie de las canciones. Antes de que quisiera ser un vanguardista pop, antes de que se peinara como un personaje de American Psycho. Antes de las modelos que podrían ser sus hijas. Antes de la cotización en bolsa. Antes de los abominables menage a trois en el escenario con Tina Turner y Mick Jagger.

Hay una afectación en esas canciones. Voy a agarrarme de la palabra (neologismo, casi) "afectación".

Vuelvo. Perdón.

El Afecto: escuchar estas canciones de Bowie en un marco referencial de Tempestad Emocional está bien. Mis ultimos downlodeos de free folk no sirven de nada par esas horas, en que somos leopardos llorando. Necesitamos el efecto. Y las canciones de los setenta están llenas de efectos. Ni la fragmentación esquizofrenica de un japones loopeando, ni la frialdad psicopática de la electronica abstracta: los neuroticos histriónicos necesitamos en "esos dias" una buena dosis de Leopardos. No esos leopardos rosas de culos fruncidos con aspiraciones que estan en el posteo de mas abajo. Leopardos con restos de sangre, calentitos.