Thursday, March 24, 2005
[Serie Tucuman : Posteo #3]
Yo le canto a la luna porque alumbra y nada mas
Una de las noches se ofrece una fiesta en el quincho que está justo al lado de nuestra cabaña (oh malditos dioses de la disribución espacial!) . Tirados en la cama, vamos adivinando los temas que van a sonar ("ya con esto termina el bloque ochenta y se viene Celebration- Last train to London"). Hay sólo dos instantes en que me dan ganas de salir: la version de The Model por Deró-Clota y los Pet Shop Boys.
Al rato, ante el hecho de no poder dormir, salgo. La fiesta se desarrolla a veinte metros. Suena un exponente típico de fascismo fiestero (esas horrorosas construcciones llenas de "te vas a divertir", "ahora todos tiene que bailar" o "ahora mové el brazo, ahora mové la pierna, ahora saltá, ahora divertite").
Me quedo a prudente distancia y miro el cielo estrellado de Amaicha. Se ven tantas estrellas como en el falso cielo del Planetario. Se ven las constelaciones. Se ven estrellas fugaces. La Luna Tucumana no es de bajo consumo como la de Buenos Aires: encandila.
Me quedo mirando hasta que me duele el cuello. De fondo pasan hits de rock nacional enganchados en un ritmo lavarropero, pero no molestan. No pueden contra la profundidad espacial. Ah, qué lindo sería estar escuchando Spectrum a ese volumen, de todas maneras.
Sobre el Fascismo de Fiestas
Es lógico que haya cierto ritos a la hora de "divertirse" en un marco contextual de "fiesta". Pero lo que se suele vivir en estas situaciones, no es ya un rito sino una imposición hegemónica con cierta diversidad disfrazada (en una fiesta house, solo se pasa house; en una Apta para Todo Publico, los bloques ochentas-setentas-latinomovible-rocknacional son irremplazables, y así) .
Suponemos el espacio de fiesta como un lugar de celebración, y gran parte del espíritu festivo viene de la relajación que produce la certeza de la playlist. Poner Juventud Residual de Travesti puede generar mucha tensión y no es la idea.
Pero el problema con estos combos prefabricados es que se reproducen independientemente del entorno. Se ha olvidado el concepto orgánico de una fiesta adaptada al (potenciada por el) entorno. Así, en medio de los Valles Calchaquíes, sonaba Siga el Baile, como si se estuviera en un Salon de Fiestas de Lanus. Es como recorrer 1300 Km para sentarse a ver TN en una estación de Servicio. Muerta la capacidad de sorpresa, los movimientos se vuelven estereotipados.
Las playlists, las conductas, el entorno, los juegos histéricos, todo se reproduce casi sin variar en cualquier contexto social y geográfico. Es lo mas parecido a un Modelo Fordista de la Euforia (*)
Y conlleva en su hegemonía, la exclusión de cualquier alternativa. Varía de forma muy lenta y controlada, por canales de legitimación pesados (en general la Media), siempre con hits "probados" (gastados en cualquier medio de reproducción y difusión posible).
Es la fascinación por la repetición. La seguridad de la rutina. El cobijo del grupo de pertenencia masivo.
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(*) canción de El Atun de proxima aparición ;)
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