Un viaje a través del sonido
[advertencia: otra vez se nombra a Melero]

En la última tarde acustica del ciclo que organizó Gustavo Alvarez Nuñez en el Centro Cultural España (ex ICI - no confundir con Easy-), Daniel Melero llenó el escalón-escenario de calidez. Luces que venían de linternas, soles de noche, flores luminosas, y sofisticados artefactos artesanales fueron la expresión lumínica de un espíritu psicodélico.

Acompañado por Giuliano en guitarra y él mismo en una mezcla de ukelele y la guitarra-flecha metalera de moda en los '80s, Melero irradió.

No era facil la tarea de limpiar los oídos de una insoportable e injusta tortura de media hora de Spinetta que tuvimos que soportar todos los días del ciclo por el sistema de sonido. Pero el mal llamado Eno de las Pampas tiró toda la carne al asador criollo. Cantó sus mejores canciones, jugó, amenizó, gritó, susurró, afinó, desafinó, se acordó las letras, las modificó. Volvió a transmitir organicidad.

Y los dos temas nuevos se acomodaron bien a los clásicos.

Unas palabras sobre el optimismo: Las letras de Melero pueden sonar cursis a veces. Pero me descubrí resignificando algunas frases, como si detrás de un significante usual estuviera puesto ahí un significante crucial para momentos tormentosos. De última, de eso se trata la letra pop. Hay algo que se repite bastante a menudo en el imaginario meleriano: la idea de optimismo. No un optimismo nacido de la negación, sino como un impulso vital. Como una certeza amable. Como una rejerarquización sana. Me pone bien escuchar "Resfriada". Me pone bien escuchar "Todo". Me pone bien la version de "Lineas".

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Salimos corriendo (bah; caminando rápido) hacia el centro cultural recoleta ("el cultureta") para ver a Estupendo y Audio das poli en la capilla. Teníamos varias cuadras para ir dejando caer los acordes e ir acomdando el cerebro en modo "deconstrucción".

Llegamos y nos encontramos con esa tenebre capilla; la cruz iluminada de verde y unas diapositivas sobre el techo, mientras Mondragon miraba una laptop. Lamas, estaba , al mismo tiempo, en la Alianza Francesa poniendole música al Perro Andaluz. Se lo extrañó. La mitad de Estupendo deconstruyó pasajes de dub, hipnotizó con ritmos fordianos, pero falló en la parte en que se anclan a lo humano, diferenciándose.

Mondragón se fué casi sin decir adios y la manzanita siguió tocando sola cual primer robot que se independiza

Intermedio rapido. En el baño de hombres hay una calcomanía de Angeloz que dice "Se Puede" (el pasado te puede sorprender en cualquier rincón).

Audio das Poli se dispersó en ruidos y ruiditos. No estuvo mal. Fué una estética sonora totalmente opuesta al comienzo de la tarde. Del polo biológico de la acustica al cinismo desouleado de la mac. Del optimismo al nihilismo. Del siglo XIX al XXI.

El Domingo , en el mismo lugar, hay misa con el padre Reche , antes de partir a España a tocar con Faust.