Thursday, December 16, 2004


Antidoto

Después de un particular día pesado en el nosocomio, nada mejor que sentarse en la fila de asientos individuales del colectivo, del lado del sol, ponerse los auriculares y dejarse llevar por el banjo y la voz de Terry Earl Taylor. Las endorfinas salen a la sangre y lo que parecía un mundo de mierda se transforma en un espacio habitable.

Aprovecho la radioblog para utilizar el mismo método luego de tanta interferencia bloguera.


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