AntidotoDespués de un particular día pesado en el nosocomio, nada mejor que sentarse en la fila de asientos individuales del colectivo, del lado del sol, ponerse los auriculares y dejarse llevar por el banjo y la voz de Terry Earl Taylor. Las endorfinas salen a la sangre y lo que parecía un mundo de mierda se transforma en un espacio habitable.
Aprovecho la radioblog para utilizar el mismo método luego de tanta interferencia bloguera.
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